lunes, 11 de agosto de 2008

EPITAFIO

Pía espía que expía del pí al pá en plena plaza de una utopía tupida. Pinacoteca de pingas que ya no hacen ni pis. Pasividad impertinente de premier póstumo tras permanecer preso un período demasiado penoso en su despacho del palacio presidencial. Conspicua promiscuidad de la palabra p. Sin permiso para paladear. Ni paliar los problemas. Sin piedad contra la peste del pensamiento propio en tanto tonta pasta común, sin pathos personalizado ni el pulso persuasivo que proviene de la propiedad privada. Pía impía de la post-Habanada nuestra que estás en el polvo. Putrefacto permanezca siempre tu nombre como garantía premórtem de salvación. Petrificada estés siempre en tu sobrevida como promesa precaria de que pronto vas a resucitar. Patriefacta y patrificada seas, Habanada umbría ahora ya sin hombría. Me permito el placer de apisonar tus lápidas apócrifas antes de que despiertes en paz. En pus. En pis. Améen. Ha sido un privilegio la ocasión de esta provocación. Punto final. Puaf.

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