miércoles, 3 de septiembre de 2008

GUSTAV

La gracia de Gustav no gustó. Trajo gastos grandilocuentes y dejó una tramoya de Guernica o acaso de Gomorra post-God. Con Gustav se acabó también un augusto agosto, nada angosto sino más bien agostante: mes grávido de una canícula gárrula al punto del canibalismo; mes gargantúo de sangre, sudor y semen (gargantas chamuscadas por la gritería y gastritis por deglutir tanta grasa). Gustav fue un taifuncito goloso que enganchó a la isla decorcho por su mismísimo punto G. Gustav se ganó el Grammy cubano de la despingazón. Fue una desgracia, pero por suerte muy grácil, pues si se tarda media hora más sobre Cuba, el archipiélago se descoagula políticamente, y ahora seríamos una comunidad caribeña de cien mil repúblicas en caos, sin concierto ni comité central. Mas Gustav se fue raudo como un gaucho al Golfo, y de ahí siguió sin guía al norte, como la gran mayoría. Ya el frío gringo se encargará de vengarse de su torbellino centrífugo. Por el momento, nos cagamos guturalmente en la palabra que lo designa y que, durante esta guerra de fin de agosto,tanto y tanto nos resingó: Gustav…

No hay comentarios: